La medicina se encuentra en mitad de una revolución que cambiará enormemente nuestra actitud hacia los futuros pacientes. El enfoque biomolecular, los hallazgos en tecnología de imagen y la investigación sobre células madre constituyen las nuevas áreas de desarrollo. Los dos primeros influirán de forma sustancial en la oncología, en general, y en el diagnóstico y tratamiento del cáncer de mama, en particular. El cáncer de mama es la neoplasia que afecta a más mujeres a nivel mundial. Su estudio está experimentando cambios drásticos en cuanto a sus conceptos biológicos, al valor predictivo del perfil genético, a las hipótesis sobre el cáncer de células madre y, lo más importante, a su representación por imagen, que ha revolucionado totalmente las posibilidades de detección precoz de lesiones de la mama.

Por otro lado, debemos considerar que el mayor cambio en el tratamiento del cáncer de mama se ha producido al pasar del paradigma viejo "máximo tratamiento tolerable", al paradigma actual "mínimo tratamiento efectivo". En otras palabras, el viejo concepto que defendía el tratamiento más agresivo posible (mastectomías ampliadas, radioterapia de campo extendido, hipofisectomías, adrenalectomías y altas dosis de quimioterapia) era producto de un limitado conocimiento sobre la biología del cáncer de mama.

Cuando hace más de 30 años mostramos que una pequeña resección de la mama tenía los mismos resultados a largo plazo que una mastectomía, se impulsó el inicio de una nueva era, no sólo en cuanto a la aparición de técnicas novedosas, sino también en relación a avances conceptuales que llevarían a nuevas ideas, como la biopsia del ganglio centinela y la irradiación parcial de la mama.

Esta evolución ha sido posible gracias a dos importantes factores. El primero es la mayor concienciación de las mujeres a través de programas de detección precoz. Lo que las impulsa fundamentalmente es saber que el descubrimiento temprano de un tumor tiene consecuencias mínimas en la mama. El segundo factor es la disponibilidad de herramientas de diagnóstico, que permiten identificar carcinomas de tamaño muy pequeño. Estos cambios se reflejan en el hecho de que, mientras que en los años 70 la mayoría de los tumores de mama se clasificaban como T2, actualmente la mayoría pertenecen a la categoría T1. Un dato aún más importante es que el 15%-30% de los casos son no palpables, y únicamente pueden detectarse mediante técnicas de imagen. Su tasa de supervivencia es superior al 95%. Esto mismo puede aplicarse a los tumores in situ, un tipo de lesión detectada de forma ocasional en los 70, y que ahora representa un alto porcentaje del total de los tumores de mama, con una tasa de curación cercana al 100%.

Por lo tanto, actualmente la tendencia se dirige hacia lesiones proliferativas cada vez más pequeñas, casi lindando con las lesiones precancerosas, por lo que en las próximas dos décadas no tendremos que enfrentarnos al problema del "cáncer de mama", sino a la "detección precoz del cáncer de mama", objeto de estudio de esta obra. El libro, en el que han colaborado los mayores expertos en la materia, está dedicado a los innumerables problemas de los carcinomas precoces de mama, que son mucho más complejos que aquéllos de casos más avanzados. Hace 30 años, la mastectomía se practicaba en todos los casos, seguida de radioterapia, mientras que actualmente un tumor detectado de forma precoz tiene una amplia variedad de opciones de tratamiento.

Sin embargo, el principal problema con el que nos seguimos enfrentando es cómo detectar en mujeres asintomáticas una enfermedad que es tan frecuente y que cuenta con un alto porcentaje de curación en las fases iniciales. Por esta razón, muchas secciones del libro están destinadas a distintos métodos de exploración de la mama y al diagnóstico histológico de las lesiones de muy pequeño tamaño.

Agradecemos a todos los autores su aportación en esta obra. Estamos convencidos de que, si se van a producir grandes avances en cuanto a la reducción de la mortalidad, será gracias al desarrollo en el estudio de la detección precoz de la enfermedad.

Prof. UMBERTO VERONESI